La historia que cuento a continuación es algo que viví el pasado domingo 26 de Febrero de 2017 entre las 00:30 y las 01:45.
Sobre las 00:30 me encontraba en el primer vagón del metro, de camino a casa. El tren llegó a la estación Mendez Álvaro, y hasta ahí todo con normalidad. Pasaron como 2-3 minutos y el tren no retomaba el trayecto, cuando el maquinista dio un comunicado por el micrófono diciendo que el tren iba a estar parado unos minutos en la estación. Acto seguido, el maquinista salió de su cabina y se fue corriendo hacia los últimos vagones. Yo a raíz de ver esto, pensé que o se trataba de una avería o de que alguien había llamado porque se habría desmayado alguna persona.
Pasados unos minutos, la gente de mi vagón se empezaban a hacer preguntas y especulaban sobre que había podido pasar, hasta que un chico, que se subió en esa estación, contó lo sucedido. Al parecer, un hombre que estaba en el otro andén decidió bajar, por las escaleras que hay al principio del túnel, a las vías para orinar. Cuando este se encontraba allí, llegó el tren y lo único que pudo hacer ese hombre fue llevarse las manos en la cabeza, viendo en lo que se había metido. El tren llegó y el maquinista no pudo hacer nada. Es decir, "presencié" un atropello.
Al escuchar tal situación, sentí un agujero en el pecho y una angustia que no había sentido nunca. Las paredes del tren cada vez se iban estrechando más y necesitaba salir de ahí, con lo cual, salí al anden a coger aire.
Según salí, llamé a mi madre para contar la situación y que me dijera que hacer para volver a casa. Eso era lo único que quería; estar en mi cama, sintiéndome protegida y olvidando lo que acababa de pasar.
Mientras mi madre me decía que saliera a la estación y me cogiera un taxi para irme, llegaron todos los de emergencias. Policías, gente del SAMUR, de protección civil, bomberos, etc.
Durante todo esto, las personas que estaban en el tren, venían a ver que pasaba y muchos a ver si podían ver algo. Dado que no estaban dejando trabajar a los equipos de emergencia y que la situación era muy delicada, los policías comenzaron a desalojar la estación de metro.
Al salir a la calle, me sorprendió la cantidad de coches que estaban rodeando la salida. 6-7 coches de policías, 4 ambulancias, un coche de protección civil, un camión de bomberos, y según iban pasando los minutos, iban apareciendo más y más coches de todo tipo.
A día de hoy, no se que ocurrió todavía realmente, ya que en la calle se especulaban muchas teorías, y no hay ninguna noticia que comente lo sucedido. Es verdad, que cuando me fui a casa en coche (más adelante cuento esa parte), solo quedaba ya una ambulancia y tenía las puertas abiertas. En el interior había un hombre, sentado en la camilla consciente. Sin embargo, no se si se trataba del hombre que estaba en la vía o era otro al que había entrado en shock después de todo lo ocurrido.
Más adelante, transcurridos unos 40 minutos y visto que todo el mundo estaba llamando para coger un taxi, no fui capaz de conseguir uno libre. Así que, finalmente, mi madre vino en coche a buscarme.
De camino, fui contándole todo lo ocurrido más detalladamente, y nos paramos en un semáforo. Estábamos tan tranquilas hablando, cuando nos dieron un pequeño golpe por detrás. Era ya lo que me faltaba para rematar la noche.
Me giré en el asiento todo lo que el cinturón me permitió. Estábamos 3 coches pegados. Mi madre se bajó a ver que había pasado, y al mismo tiempo se bajaron los que iban en los otros 2 coches.
En el coche de detrás iban 3 chicos, los cuales se bajaron agarrándose en cuello por el golpe. El conductor de este, se sacó el móvil del bolsillo para grabar lo sucedido. En el siguiente coche, se bajó un hombre enfadado e insultado sin parar. Esto último me descuadró un poco, ya que si él había sido el que lo inició, no entendía su cabreo. Así que decidí girarme más por si algo se me había escapado, y en efecto, así era. Había un cuarto coche, más separado de nosotros, con todo el morro destrozado, igual que en las películas.
Finalmente, a nadie le pasó nada, ya que a los que sufrieron el mayor golpe les saltaron los airbags y estaban perfectamente. Fue solo un susto en el que por suerte, nadie salió herido. Eso si, mi madre fue la única que se acercó a todos los coches a preguntar como estaban.
Al rato, apareció la policía para coger los datos de todos y para realizarle un control de alcoholemia al conductor que no frenó.
Como ni nosotras ni el coche sufrió ningún daño, en cuanto nos cogieron los datos pudimos irnos y llegar, por fin, a casa.
Todo esto, hizo que me hiciera unas cuantas preguntas:
1. ¿En que momento se le ocurre a una persona bajar a las vías de un tren a orinar?
Desde ese día me hago esta pregunta. Que se le debe de pasar por la cabeza a alguien para hacer algo así, y como nadie se lo impidió o fue a sacarle de ahí.
2. ¿Por qué la gente es tan cínica?
A la gente les encanta enterarse de todo y si pueden subirlo a alguna red social para crear expectación mucho mejor. En vez de dejar actuar, prefieren agolparse en un andén, con el móvil en alto y grabando el momento con el que conseguirán más seguidores. Creo que vivimos en una sociedad, donde cuentan más los "likes" que las vidas humanas.
Al igual que en el accidente de coche. En vez de primero ver que todos están bien, es mucho mejor sacarse el móvil para inmortalizar eso con un vídeo y subirlo con el nombre de: "Aquí en un accidente, mi coche está bien". Esto es mucho mejor que socorrer a alguien, donde va a parar.
3. ¿Por qué la gente es tan egocéntrica?
En el caso del tren, el chico que nos contó lo que había pasado, llevaba ya como 10 minutos montado en el tren esperando que arrancara. Acababa de vivir y de ver un atropello y a él lo único que le importaba era subirse a ese tren, en vez de avisar al maquinista o a emergencias. También, podía haber avisado a la estación por una maquina de emergencias que hay en los andenes, de que un hombre estaba en la vía, o simplemente haber convencido a ese señor de que no lo hiciera.
Y en el caso del choque múltiple, todos se bajaron del coche a revisar cómo de abollado estaba este, cuando detrás había otro coche, con el morro partido por la mitad y con dos personas dentro. Si a esas personas las hubiera pasado algo, ellos todavía seguirían mojándose el dedo en saliva para quitar la rozadura al coche.
En resumen, creo que de las malas experiencias siempre se aprende. Pienso que antes éramos pocos humanos, y ahora con las nuevas tecnologías lo somos aún menos. Nos interesa mantener una serie de seguidores, a los cuales ni les importamos ni nos importan. Esto hace que cada vez nos volvamos más frívolos y nos dé igual el otro.
Necesitaba escribir esto, porque no dejo de darle vueltas a las cosas que viví y sentí ese día. De como yo sigo pensando en aquel hombre, pensando en que habrá sido de él, en que hubiera hecho yo si hubiera visto lo que iba a hacer, etc. Lo que si tengo claro, es que prefiero ayudar a la gente en la mayor medida posible, como me enseñó mi familia, a volverme una persona que solo vive y se preocupa por sí misma.
Guadalupe Chico